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No hemos escuchado a Tus siervos los profetas(A) que hablaron en Tu nombre a nuestros reyes, a nuestros príncipes, a nuestros padres y a todo el pueblo de la tierra.

Tuya es la justicia, oh Señor, y nuestra la vergüenza en el rostro, como sucede hoy a los hombres de Judá, a los habitantes de Jerusalén y a todo Israel(B), a los que están cerca y a los que están lejos en todos los países adonde los has echado(C), a causa de las infidelidades que cometieron contra Ti(D).

»Oh Señor, nuestra es la vergüenza del rostro, y de nuestros reyes, de nuestros príncipes y de nuestros padres, porque hemos pecado contra Ti.

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